viernes, 11 de mayo de 2012

Capítulo 3


Capítulo 3

PROSPECTIVA TEMA DE DESICIONES Y GESTION DE LAS ORGANIZACIONES PARA QUE SIRVE LA PROSPECTIVA
La toma de decisiones es un proceso al que continuamente nos vemos expuestos los seres humanos, lo cual implica un ejercicio de responsabilidad por si mismo, por ello será mayor en tanto más grande sea el grupo social al que en última instancia pueda afecta. De ahí, que la toma de decisiones se vuelve una actividad trascendental para todas aquellas personas que están inmersas en lugares management (gestión/administración) organizacional. Lo difícil es la cantidad de opciones entre las que podremos elegir. La responsabilidad de una buena decisión es tan grande que puede afectar incluso el porvenir de la organización. Por ello la toma de decisiones es un instrumento de obligada concurrencia para la resolución de problemas y el eje de la gestión del cambio porque puede implicar un coste directo o indirecto (costo de oportunidad).
La actitud que adopte el sujeto decisor es determinante para el éxito de la gestión organizacional, por estar directamente vinculada con los procesos de toma de decisiones. Michael Godet señala que ante el futuro se pueden identificar cuatro tipos de actitudes: 

1 Avestruz. Pasividad, inactivismo;
2 Bombero. Reactividad, reactivismo;
3 Asegurador. Preactivo, preactivismo y,
4 Conspirador. Proactividad, interactivismo;
Inactivismo. Se caracteriza por el inmovilismo y la poca competitividad.

Debido a que se tiene miedo de hacer algo que no se necesitaba hacer (error de comisión) o no hacer algo que se debería hacer (error de omisión), por ende reaccionan, sólo bajo presiones o amenazas. La toma de decisiones es mas un problema que una oportunidad de cambio, es conservadora y se halla a expensas del devenir de los hechos. La visión del futuro es nula.
Su funcionamiento es adoptativo a posteriori no anticipatorio y por el hecho de verse expuesto a cambios imprevistos, es poco competitivo. Se conforma con la información que le llegue del entorno inmediato, no intenta obtener información adicional, ya que por su actitud inmovilista le resulta un esfuerzo (de recursos y tiempo) en balde: si no se va a utilizar para nuevas oportunidades para que obtenerla


Reactivismo. Se toman decisiones únicamente en función de hechos pasados y presentes. Es la actitud del (bombero apaga fuego) inmovilista, porque la toma de decisiones se orienta ante la reacción de los sucesos y nunca a la consecución de expectativas. Aunque también se conforma con la información convencional y de fácil acceso y lectura, porque solo utilizan información confirmada por el tiempo (datos sobre el presente y el pasado), su fin es estar atentos a lo que suceda para poder actuar en consecuencia, pero nunca se pretende dar información anticipatoria de lo que va a ocurrir o puede ocurrir a corto, mediano y largo plazo.

Preactivismo. Es una actitud previsora; aunque admite la inexorabilidad de los hechos, intenta prepararse para afrontar su concurrencia. Está atenta a los procesos y tendencias emergentes que pueden configurar el futuro. Intenta identificarlos y comprenderlos a fin de determinar los posibles peligros y oportunidades que vayan explícitos. No es una actitud adoptativa y aunque considera una visión determinista del devenir y la inexorabilidad de los hechos, intenta prepararse para afrontar su ocurrencia
Proactivismo. No permanece ajeno a los cambios, y tampoco se reacciona en función de estos, sino que intenta crear nuevas oportunidades basándose en la convicción de que existe la posibilidad de construir el futuro, y no que son una consecuencia o extrapolación del pasado y del presente. La toma de decisiones aquí esta enormemente influenciada por esta visión: no busca la reforma, sino la revolución.
Por ello, la creatividad y la imaginación superan en este caso al racionalismo o la lógica impuesta por la situación real. A diferencia de las anteriores, esta actitud implica no conformarse con disponer de información confirmatoria (pasado/presente), sino que busca información orientativa (futuro), ya que aún cuando no goce de la misma credibilidad que los primeros, por su carácter anticipatorio, resulta positivo puesto que la información que confunde, así como la que confirma, es útil para los que toman decisiones porque les permite reducir el grado de incertidumbre. Esta actitud al no limitarse a lo obvio de la información, basada en sucesos pasados y presentes, busca disponer de información sobre tendencias, ciclos y posibles sucesos emergentes, que conducen al futuro hacia donde se hallan las oportunidades y las expectativas
El tipo de actitud que tome cada una de las organizaciones es importante; de ello dependerá la actitud hacia el futuro. Ciertamente resume la filosofía de la organización y sus fines teleológicos, y condiciona el propio futuro de la organización al determinar las acciones presentes, influyendo en el análisis de información que procede a la toma de decisiones que conducirá a la acción.
La actitud hacia el futuro de la organización es determinante, porque se ve reflejada en ella. El tipo de información manejada por el equipo de gestión de la propia organización, así como el uso que de ésta se hace en los procesos decisorios.
Por ello, el entorno tan cambiante y competitivo, como el que nos envuelve (organizaciones flexibles, que adopten una actitud abierta en la gestión y orientación del futuro) tendrán más posibilidad de no quedar obsoletas por ineficaces, tanto en el ámbito de la administración pública, como en el de la empresa privada.
Aquí es donde se puede ubicar el papel que juega la prospectiva, ya que resulta un instrumento idóneo para orientar la toma de decisiones organizacionales, que nos ofrece una “lectura” distinta de la realidad presente y de los sucesos del pasado.
Su lectura es orientada hacia el futuro. Se fundamenta en la identificación, análisis y comprensión de las tendencias (subyacentes manifiestas) que pueden estar contenidas en la información pasada o presente, por lo cual no solo resulta excluyente sino también complementaria de otras lecturas. Por su carácter relativo no indica el camino exacto hacia el futuro, sino los caminos posibles, insinúa los más probables y propone los idóneos. No predice los eventos, sino que proporciona pistas acerca de las (posibles, probables y deseables) ocurrencia de éstos y “hace un mapa del futuro”. Por ello, resulta un complemento ideal en la toma de decisiones en una situación de incertidumbre propiciada por un entorno de continuo cambio.
El autor señala que todas aquellas investigaciones o estudios abordados desde las Ciencias Sociales, que no contribuyen al desarrollo social, o no tienen ningún tipo de impacto directo o indirecto, no pueden ser llamados estudios del futuro. Por lo tanto, todo estudio prospectivo debe tener como objetivo incentivar el desarrollo promoviendo el cambio social, también debe ser lo suficientemente consistente y riguroso (científicamente hablando) como para que sea objeto de atención de los sujetos decidores.
Así, señala una serie de factores que aconsejan el uso de la prospectiva:
1. Aumenta el grado de conocimiento sobre el presente y el pasado, lo que es previo requerimiento para abordar la definición de tendencias.
2. Aporta referencias válidas acerca de cómo puede ser el futuro, mediante el análisis y estructuración de la información disponible y su articulación en escenarios posibles.
3. Permite la identificación de oportunidades y peligros potenciales, discriminándolos respectivamente en escenarios deseables y no deseables para el sujeto decisor.
4. Provee de probabilidades de ocurrencia (objetiva y subjetiva) de cada escenario.
5. Es una ayuda inestimable en la definición, análisis y valoración de políticas y acciones alternativas a través de un análisis de impactos de cada una de ellas sobre los efectos que determinan su probabilidad de ocurrencia.
6. Aumenta el grado de oportunidad, ya que determina e indica como se puede llegar a ellos.
7. Permite un mayor o mejor control de la gestión por parte del decisor, dejando un margen mínimo de incertidumbre.

Sin embargo, a pesar de lo idóneo que parece ser, la prospectiva, presenta ciertos factores que limitan su uso, Bas señala la amplitud del objeto, limitaciones intrínsecas y actitud negativa de los sujetos decidores.
Amplitud del objeto Debido a que no se tiene un objeto concreto, los estudios del futuro engloban todo tipo de análisis realizados por todo tipo de agente; si tiene que ver con el futuro se hace necesario empezar a trabajar en: construir una definición concisa del campo de actuación de los estudios del futuro la elaboración de una base metodológica y epistemológica homogénea, en la que configuren una terminología coherente y comúnmente aceptada por la comunidad científica.
Limitaciones intrínsecos.
En este aspecto la prospectiva presenta dos problemas: sesgos intelectuales y actitudinales. Con respecto a sus sesgos intelectuales es producto de su carácter multidisciplinario que presenta una lectura horizontal que toma elementos de otras ciencias, lo cual, si bien resulta necesario para evitar que tenga un carácter fragmentario y reduccionista, hereda sus problemas. Por otro lado, los sesgos actitudinales se presentan por la mala disposición entre los científicos para desarrollar ayuda útil en la planificaron de política debido a una natural inadversion al trabajo disciplinario, miedo a contaminarse con políticas sucias, el miedo a equivocarse.

Actitud negativa de los sujetos decidores. En este aspecto se presentan, según Bas, cuatro tipos de problemas:
1) Plazos en la competencia por el cargo y el poder, los sujetos decidores se centran en los problemas inmediatos, por lo que asumen una visión de corto plazo; 2) Reduccionismo, en la competencia por el voto se tiende a simplificar problemas complejos en el debate público, lo cual conduce a una disminución de la racionalidad en las soluciones propuestas; 3) Localismos, dada la premura de ser reconocido, los sujetos decidores dan prioridad a la resolución de problemas micro: locales, nacionales;
4) Verticalidad, las estructuras de toma de decisiones son esencialmente verticales y cada una de los componentes de la cadena guarda celosamente sus competencias de la inclusión de intrusos.
Por último, el autor nos ofrece un breve panorama de los que son las corrientes dentro de la prospectiva, en las cuales se puede distinguir al menos tres corrientes de pensamiento y acción bien definidos:
a) Postindustrial. Establece una relación directa entre el progreso tecnológico y el desarrollo económico y social. Aquí el futuro sobreviene mediante el cambio tecnológico que puede acelerarse o disminuirse mediante la previsión y la planificación.
b) Neomaltusiana. Si no hay una intervención por parte de los gobernantes, dirigida o regulada por las tendencias que conducen el mundo hacia el futuro, y se gestiona los recursos limitados, éste será caótico. Es decir, se aboga por un intervencionismo.
c) Teoría de los ciclos de larga duración. El devenir se puede explicar por la sucesión de ciclos económicos, en la que se alternan periodos de secesión con otros de auge, donde el punto de inflexión se produce cada 25 años aproximadamente. Esto va acompañado por otros ciclos tecnológicos que fluctúan de forma prácticamente simétrica a los económicos.
d)  Bifurcaciones y caos. La evolución natural puede verse alterada por contingencias imprevistas, por cambios dirigidos al azar o por la imprecisión en la medición de las condiciones iniciales que pueden tener consecuencias entremés; las bifurcaciones.

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